lunes, abril 26, 2004

¿Es posible la reflexión, el diálogo verdadero, con cualquier persona?

¿Por qué esperaba que seríamos felices en el extranjero? Porque un cambio de ambiente es la falacia tradicional en la que confían los amores –y los pulmones– condenados.
Lolita. Nabokov.

martes, abril 20, 2004

My life without me

Desde el primer instante en que escuché a la protagonista hablar, lo supe: es de Vancouver. Mi vida ha continuado sin mí, por lo menos aquella vida feliz que dejé una vez. Me pregunto si la vida feliz puede encontrarse de nuevo, o si es una oportunidad de un momento en la vida. Para mí, Vancouver fue la vida entera, el mundo completo dentro de unas cuantas cuadras. Habrá quienes osen reducir el mundo a un grano de arena, a un suspiro. Yo no pretendo ir tan lejos; Vancouver es suficiente para describir toda la alegría de un día lluvioso, la emoción de la primera nevada; la serenidad de ver el sol y correr hacia la playa. Supongo que hay películas que pueden parecernos no tan buenas; sobre todo las que se acercan mucho a una experiencia propia. Yo atesoro los lugares, junto con sus vivencias. No es el todo con lo que nos quedamos, sino con las partes, los pedacitos dispersos de una realidad ensoñada, deseada y, para algunos, alcanzada. La magia se muestra desnuda cuando uno decide abrir los ojos, y los abre. Porque no es la decisión la única responsable de nuestra vida, sino la vida en sí, con sus retruécanos y calamidades, sus giros y perspectivas. Desde el mirador a medio camino a Cypress Bowl, se devela el misticismo de la vida. Abajo quedó la ciudad gris, con su lluvia, semáforos y Skytrain; una capa (cama) de nubes, se extiende hacia el horizonte, bruma ligera, blanca, acolchonada. Arriba, el atardecer, con sus rojos y morados y todos los tonos que no pueden ser nombrados, porque no hay palabras, sólo miradas, y nunca es suficiente con decir te quiero sino se siente realmente. Y otras, se siente y no se dice, pero se ve, como las nubes que se despliegan ante mi vista, como el recuerdo de una vida que fue y pudo seguir siendo pero por una u otra razón dejó de serlo. La historia más aterradora: la página en blanco. (Mi versión de una línea de Peter Gabriel). Dejé de ser el que fui, el que era; la vida continúa, el recuerdo se aferra a mi espalda, a menos que tome la decisión de jugar con la realidad, de tomar las riendas de mi destino (Frase popular), seguiré enterrado en una vida que ya no es. ¿Y si supiera que en tres meses voy a morir? ¿Cambiaría mi vida o continuaría igual? La pregunta del millón, de filósofos y espirituales. Porque durante los años, interminables según nosotros, no hay tiempo para pensar, sino que andamos sin darnos cuenta, resbalando de un comercial a otro, de un centro comercial a la tienda de renta de videos, de un restaurante a un café, de la librería a la estación de camión. Siempre de un lado a otro; nunca detenidos, estáticos, en uno mismo. Yo me muevo para seguir con el ritmo de las cosas, pare evitar la entropía de la inmovilidad, el óxido en los metales, la polilla en la mesa del comedor.

lunes, abril 19, 2004

Lost in translation

Supongo que todos, en algún momento, nos hemos perdido. Yo he atravesado por varias crisis de edad: la de nacer, la de la adolescencia, la de la adultez; varias de pensamiento: catolicismo, budismo, existencialismo, estructuralismo, posmodernismo; de situación en la vida: estudiante, cocinero, fiestero, matemático. He andado por la vida, a veces arrasado por ella.

Supongo que todos, en algún momento, nos reencontramos de nuevo. Después de habernos perdido en el camino, encontramos una seña, una pista que nos conduce de nuevo hacia un lugar seguro, apacible. La noche no dura por siempre, la tormenta se detiene después de unas cuantas horas; la vida se atora y sigue de nuevo.

Supongo que todos, en algún momento, tenemos que decir adiós. La despedida no es lo importante, sino los momentos atesorados, los segundos vividos y disfrutados. Cuando uno se separa, queda unido a la persona amada. En el adiós está la confirmación de la inutilidad del individuo, de la importancia de la buena compañía. El abrazo sincero, el beso discreto, toman al universo, lo borran por unos segundos para luego, seguir con la vida, con sus momentos difíciles, con sus ratos buenos.

Supongo que todos, en algún momento, nos hemos perdido en Tokio.

domingo, abril 18, 2004

La escritura solía ser mucho más divertida, aunque mucho más mala, a la vez. Parecía que desdoblarse sobre la hoja en blanco (ahora la pantalla en blanco, para mí) era una buena terapia, un descanso del espíritu, juegutón y alocado. Ahora me contengo, cuido la palabra, la amarro y la medito, juzgando su validez en cuanto a estética literaria, y su certeza para describir, de óptima forma, los estados del alma, la generalidad de la humanidad dentro de un individuo cualquiera, el escritor o el protagonista de la historia. Solía dejar que las figuras y las formas de trastocaran, se amontonaran, corretearan una tras la otra, buscando la insaciable ficción del mundo en una ligera gota de tinta. Ahora, he dejado la pluma a un lado: van apareciendo, casi con la misma rapidez con la que se pueden ir borrando, píxeles que simulan letras, bits de unos y ceros, espacios de memoria que almacenan letras, palabras, ideas.
La ideas no son la realidad. El mundo está allá afuera, no dentro de estas cuatro paredes, sobre esta mesa, dentro de esta máquina que a final de cuentas, no es nada. La vida está viva; el papel, no.

viernes, abril 16, 2004

El estudio verdadero, el aprendizaje puro y enaltecedor, se da cuando se ha abolido la situación de competencia, de pensamiento encausado hacia un sitio, no siempre el que nosotros elegimos, sino el del enfoque de la escuela a la que pertenecemos. Así, cuando uno deja de estudiar, comienza a pensar por vez primera: ya no hay barreras ni indicios de pensamiento; ahora hay libertad para andar por donde uno quiera.

La adultez tiene sus ventajas: la lentitud de la vida que se va demasiado aprisa. Uno encuentra nuevos placeres, no los mismos alocados de la juventud, sino unos más específicos, más tranquilos, como en una buena película, libro o compañía. Las borracheras continúan pero, ahora, toman distintos matices: uno habla apasionadamente pero a la vez con respeto y tolerancia. Uno aprende a escuchar, a dejar hablar, y a decir lo que debe decir, no más, para no abusar. el arte de la conversación está en el aprendizaje del silencio. Y la conversación es un placer de la adultez. Entonces, ser adulto, ¿es saber callar?

México es sorprendente, tanto como cualquier otro sitio. Uno viaja para darse cuenta que, al final, uno está con uno mismo. En otro sitio, lo que permanece es uno, el mismo vuelto otro.

No Such Thing

Aunque no dentro de la película, sino en el libro Telón de Boca, de Juan Goytisolo, el monstruo –o Dios o un ente poderoso o un fantasma o el amor, como sea que lo llamamos–, dice:
“No hay grandes diferencias entre tú y yo. Aunque fuiste engendrado por una gotica de esperma y a mí me fabricaron a golpe de especulación y concilio los dos tenemos lo primordial en común: la inexistencia. Somos quimeras o espectros soñados por algo ajeno, llámalo azar, contingencia o capricho. Tú naciste muerto y perteneces al reino de las sombras. Yo fui inventado a lo largo de milenios de querellas bizantinas y dejaré de existir el día en que el último de tus semejantes cese de creer en mí. Cada uno de mis atributos o propiedades imaginarios fueron causas de disputas, enmiendas, precisiones, luchas mortíferas. ¿Soy Uno, soy Trino, soy Misericordioso?, ¿o bien un monstruo cruel, sediento de sangre, espectador impávido de vuestras maldades y tropelías?”

¿Será que hemos dejado de creer en él, que el único capaz de asesinarlo para siempre es el científico, el que habla de cómo la materia es una, y hace unos cálculos raros, abandonado a sus creencias en realidades multidimensionales y abstractas –como lo fue en un principio, en tiempos de su creación, la idea de Dios–, suplantando la creencia por el escepticismo?

Entonces, suplantamos al monstruo, a Dios, por la materia que es una: “Os situabais in mente en el centro del universo e imaginabais que el espectáculo de la luna y las constelaciones nocturnas había sido creado para deleite de vuestros ojos sin que alcanzarais a comprender que sois un microscópico grano de arena en una playa inmensa y en constante expansión. Si yo existiera…”

Nos preguntamos, unos más que otros. Él contesta: “No seas impaciente. La ineluctabilidad del azar es el secreto mejor guardado del mundo. ¿Qué sería de mí si lo confiara a todas mis criaturas?”

De nuevo, en mi papel inquisitorio, me pregunto: ¿Hal Hartley habrá leído a Goytisolo, o Goytisolo visto la película de Hartley, o el inconsciente colectivo sigue por el mismo rumbo, hasta que, la generación X puede decir, en palabras de Douglas Coupland “You are the first generation born without god”?

El monstruo, ¿murió?, ¿existió? Pero, ¿y si estuviera vivo, con distinto nombre y apariencia?
Sabe…

martes, abril 13, 2004

La presa

a Pol

Como guardamos el agua en una presa
la tierra del ser humano está encerrada
entre orillas.

Oh Sae Young



Somos agua vuelta arena.
Fluimos como estrellas marinas,
astros incendiados; pétalos al viento.

El recuerdo del futuro es la pasión de la memoria.

Somos arena surcada por el agua.
Andamos lentamente, fluimos
hacia ningún lado: aquí o siempre.

El tiempo se detiene en tu sonrisa.


Somos una presa.
El silencio respira bajo tu piel dorada.
Un pez; amanece.

La presa

a Pol

Como guardamos el agua en una presa
la tierra del ser humano está encerrada
entre orillas.
Oh Sae Young



Somos agua vuelta arena.
Fluimos como estrellas marinas,
astros incendiados; pétalos al viento.

El recuerdo del futuro es la pasión de la memoria.

Somos arena surcada por el agua.
Andamos lentamente, fluimos
hacia ningún lado: aquí o siempre.

El tiempo se detiene en tu sonrisa.


Somos una presa.
El silencio respira bajo tu piel dorada.
Un pez; amanece.

lunes, abril 12, 2004

He decidido retomar la magia y la alucinación, el gusto por el pensamiento y la transformación de la realidad. He conocido a varias personas capaces de jugar con el destino, de manipularlo a su antojo, para su bien, supuestamente. El círculo se va ampliando poco a poco, va creciendo y elevándose a otro nivel, más selecto pero más discreto a la vez. Ahora toca hacer magia discretamente, ataviados de una máscara cualquiera, utilizando la bandera de la normalidad para crear la especificad.

La primavera saluda al sol con sus vientos alocados, síntomas de una polinización temprana.

domingo, abril 11, 2004

Domingo de resurrección

Domingo de resurrección. Yo también resucité: fui a Luigi´s. La entrega pura, el amor desinteresado, el sexo verdadero. El momento de resurrección, la pasión de Dios, la vida eterna. Sí, un instante y toda la eternidad son lo mismo cuando se viven intensamente. La ficción ha comenzado a entrometerse en mi vida, a figurar como un suceso ordinario, en vez de un pasaje de literatura. A veces, me imagino que ando por San Francisco o Nueva York, entro en una cantina del Barrio Latino de París, me pierdo en el laberinto elíptico de Amsterdad. Imaginar que ando por una ciudad conocida suena bastante lógico pero, ¿deambular de un lado a otro por un sitio nunca visto? Sólo se da en la literatura; o en la ensoñación.
He comenzado a liberarme de mí mismo, en pos de un estrato superior, de una conciencia más elevada, mejor, no buena ni mala. Hablo de mejorar la vida, estar convencido de ella, sin darle juicios de valor. El puro convencimiento da un toque de felicidad a nuestra vida y, siendo realistas, la felicidad es el objetivo de la vida, ¿no?
Paradoja circular: el que escribe es el lector que vive las obras y se vuelve personaje para seguir escribiendo la misma novela de otro personaje con otro nombre pero el mismo destino: la muerte. Entonces, la paradoja es la muerte, no lo que uno haga de la vida. Si en verdad hay una elipsis en el deambular de cada ser humano, ¿por qué juzgar un punto distinto del otro, si todos conservan una cierta distancia hacia la misma curva, para volver al vértice, al inicio que es el final?
Literatura o ensoñación: vida. Pasividad y enajenación: muerte. Dos puntos fijos, una distancia continua entre los dos. Se pasa de uno a otro de diversas maneras: lo que se conserva es el punte, no la barranca ni la presa.
La redención es una vieja trampa, una esperanza desolada, desacreditada. Para cambiar no hay tiempo que esperar, no hay esperanza añorada ni sueño imperecedero. El acto se da de repente, sin más.
La vida se da mucho mejor después de la resurrección.

Reconocer la situación personal es el inicio para cambiarla…

Las Frutas de Adán
-El tazón 46

Llamamos campo
a donde la tierra está encerrada.
Como guardamos el agua en una presa
la tierra del ser humano está encerrada
entre orillas;
el campo pide ser laborado
para eso lo encierran.
Como el trigo encerrado hace el pan
la tierra encerrada hace el trigo,
como el agua que fluye al mar
no habrá tierra que fluya al cielo,
en lugar de comer provisiones de esa tierra
que cuando se encierra en el tazón
siempre se convierte en alimento,
no podríamos comer muchas estrellas
de las que están en el campo de Dios,
en el principio
la fruta que comía Adán
tal vez, no era la manzana de la tierra,
sino la estrella del cielo.

Desanudar la cuerda
-El tazón 49

El regalo nos hace
desanudar la cuerda,
romper la envoltura,
otra vez nos hace abrir la caja
quiere ocupar más un espacio que el contenido.
Ya sea una sortija de plata, o un anillo de oro,
o un diamante,
es el sol
que brilla en su cielo;
el regalo que sabe
lo que el ser humano ensueña en la eternidad
si bien quisiera ser su espacio,
cuando abre la caja
se derrumba consigo mismo.
¿No habrá un regalo sin envoltura?
Como la ropa del ser humano
que fabricada por sí misma
acompaña siempre
al producto del ser humano,
el amor del ser humano
debería ser su envoltura.

Oh Sae Young, co-traducido por Raúl Aceves.

sábado, abril 10, 2004

Tiempo, soledad: palabra.

Pasa el tiempo. Causa dolor darse cuenta. Causa placer estar despierto. Placer y dolor: dos caras de una misma moneda. Para vencer al dolor: eliminar a la moneda. Amar no involucra placer ni dolor. El amor se da tan de repente, sin condiciones ni frontera. Uno intenta atraparlo, sujetarlo dentro de un muro grueso y transparente. El ritmo, siempre el ritmo. La armonía reviste de un tono más intenso a la vida. La noche sigue, los ladridos se detienen, retroceden y avanzan de nuevo. El tiempo pasa de una manera discreta, sincopada.

La soledad es la única amiga del conocimiento. En compañía, los sueños se evaporan, las ilusiones se esfuman, los ídolos se derrumban. Me encierro dentro de mí mismo; afuera nada queda: todos se mueven sin estar presentes. Escribir es mirarse frente a un espejo, hablar con el otro, uno mismo, el siempre distinto. La lluvia cae más lento cuando uno está solo. Un libro se muestra sereno; otro libro abre sus páginas; luego otro, otro, siempre otro. Repetición de vidas, la misma pero distinta: los otros que son yo; yo en los otros. El yo se derrumba a favor de todos, del subconsciente colectivo, del universo unido en un mismo punto, en una gota de arena, en un grano de lluvia. La soledad destripa a la vida, cocina al conocimiento, juega, se divierte; toma una siesta.

Palabras de allá afuera; no mías, de otro. El mensaje es el espacio en blanco, la lectura del poeta, la escritura de la analfabeta. Una palabra más, un sentimiento menos. Días y días, unos mejores que otros, unos andan de prisa, otros que no les corre la vida. Días tranquilos, días de fiesta. Días, sean como sean, siempre vienen acompañados de su noche, de la reina de la palabra, la dueña del mensaje; la responsable de la negrura del blanco. Una palabra más y el universo se desbordará.

jueves, abril 08, 2004

Todo mundo quiere estar en la lista. No importa cual ni para que; ellos quieren estar.

El universo está en llamas. Escaparon unos cuantos. Los demás corren de un lado hacia otro, cabizbajos, se ocultan del fuego escondiéndose dentro de una cubeta de agua. El universo ha hecho explosión. No hay sobrevivientes. Los que escaparon y los que se han quedado fueron incinerados.
Cuando no hay escape, ¿para qué correr?

Parece que los círculos se van formando, lentamente pero con cierta disposición. Los creadores de la magia, los que estamos conscientes de las repercusiones del deseo, o del pensamiento, nos hemos ido encontrando para formar un grupo selecto, un círculo sin fronteras, una espiral que gira y gira hacia el centro del universo. Sólo faltan unos cuantos. El conteo ha comenzado. Los que estén por llegar, por favor avisen.

martes, abril 06, 2004

La casa está, literalmente, en ruinas. Comenzaron las excavaciones el sábado de la semana pasada. Ahora hay una zanja que atraviesa la casa entera, desde el baño al final del pasillo hasta la entrada.

Cuando uno vive, no es necesario recordarlo. La memoria es un sucedáneo del placer; el recuerdo, una trampa a la felicidad.

lunes, abril 05, 2004

¿Y si nos estuviésemos convirtiéndonos uno en otro? ¿Puede uno doblar su identidad al grado de parecerse cada vez más a su compañero, el otro, quienquiera que sea, novia, amigo o amante? Acaso la despersonalización de la que tanto gustan hablar los académicos franceses e italianos, esté en el prójimo, no en el individuo. Somos objeto de la moda, de las tendencias de las masas, donde el individuo se diferencia al verse idéntico a los otros. Un hombre va a la tienda departamental; una mujer hace lo mismo. No se encuentran: uno sale minutos antes de que ella llegue. Adentro y afuera son conceptos relativos, demasiado simplistas para ser considerados hoy en día. La división se construye y derrumba según el paso del tiempo, de la visión de los vencedores, de los imperialistas, dominadores del mundo. Pero, invariablemente de la época, cumplen su objetivo: delimitar el más aquí del no tan allá.

Nadie puede estar en el muro: no hay espacio delimitado por él. No se está en el, sino de un lado o del otro. Ahora la pregunta interesante: ¿qué pasa cuando alguien lo cruza? ¿Qué pasa en el momento exacto de estar en el muro, sobre el muro o en la línea del muro? En realidad, ¿existe una frontera tangible, visible o apreciable por los sentidos? ¿Uno se muere, pasando por la línea de la muerte o, simplemente, cambia de un estado al otro? La etapa para dejar de fumar, ¿es gradual o de repente?



Irremediablemente se me sale lo petulante, sin intento de mi parte. Dos frases dichas a una amiga, que confirman mi aseveración: un espacio es compacto si cualquier subcubierta que lo contiene puede ser reducida a una subcubierta finita; voy al cine a ver una película de uno de los mejores actores italianos, Mastroiani y de uno de los mejores directores, Visconti, además es sobre el libro El Extranjero, que cualquier ser humana ya debe haber leído, de Albert Camus. Vaya sarta de pendejadas, ¿no?

domingo, abril 04, 2004

¿A mano o sobre la máquina?

El romanticismo de la escritura, ¿reside en el contacto de la mano –que aferra a la pluma– sobre la página en blanco? En general, no creo. Los novelistas pueden, fácilmente, escribir directamente sobre la máquina de escribir –computadora o lap-top, en la actualidad–; lo mismo pasa con los guionistas, dramaturgos y cuentistas. Algunos, los más burgueses –o huevones–, ni siquiera escriben: contratan un escribano al cual le dictan, dejando muchos de los detalles en sus manos, como es el caso de la belleza de una puntuación precisa, adecuada. Pero, en el caso de la poesía, se rompe la regla. ¿Qué poeta es capaz de escribir sus alucinaciones, sus desvaríos enmendadores de mundo, sus metáforas del sistema, la creencia y el amor, directamente sobre la máquina, sin haber pasado por el flujo del cerebro hacia el dedo pequeño que roza la página al ritmo de la palabra? No creo que pueda haber tan siquiera uno solo. El poeta necesita el contacto con el vacío, el miedo a surcar un camino sin salida, tomando vericuetos y silogismos que no sería posible resolver mas que con el auxilio del ritmo, de la armonía entre lo que fue y lo que será, la página en blanco y la tinta impresa, la idea y la palabra, el futuro conocido y el pasado ignorado: el poema.

viernes, abril 02, 2004

Después de haber andado

Nunca llegamos
Nunca estamos en donde estamos

Octavio Paz

He descubierto que me da emoción emocionarme. Permitir el flujo de la lentitud en el tiempo apresurado de la vida, da pie a una mayor y mejor contemplación del acto, de la situación presente, sin necesidad de emitir juicios ni verdades. Ante la realidad, mejor dudar todo; en la ilusión, la creencia es el fundamento.

He reabierto mi lado femenino, mi enfoque artístico ante la vida; ellas son el complemento, la sonrisa libre, desinteresada. Sin necesidad de creer, van por la vida, afirmando nuestras creencias. Inventan la palabra, edifican la ilusión, juguetean con el tiempo: lo alargan, lo estiran, lo comprimen y le dan vueltas, bailoteando alrededor de él. Ellas son el tiempo derramado, la llama incinerada, la gota de nada escurriendo hacia dentro, tan dentro que todo se llama nada.

He visto la ciudad ardiendo, la Minerva fracturada, enyesada, el polvo de los niños tras sus pelotas, la mano del anciano sobre la palanca de velocidades de su BMW, el llanto de los pájaros, la sonrisa de la luna, el olor de tu mirada…

He oído a la noche arrebatar el brillo al día, al búho danzando sobre su inmovilidad de plumas y estrellas, a la madre que amamanta al niño que sueña que vive en un mundo raro.

He andado por rincones lejanos, especiales, abandonados, recordados, esperados, naturales, evocados, alabados, negados, artificiales; he andado tanto que no se donde estoy.
Me atrevería a decir: estoy en ti.



Puede ser que la escritura sea una manera de afirmar nuestras creencias, de retroalimentar nuestras ideas. He comenzado a necesitar de una segunda opinión sobre mis conjeturas: la única manera de constatar la realidad, es confabulando unos con otros, asintiendo ante verdades acordadas, no evidenciables.

God is not dead, he only can't find a parking space. Frase tomada de un graffiti sobre una pared de Nueva York. Tomado del libro Beton (Concreto. 1970) de Miroslav Holub.

jueves, abril 01, 2004

Mientras haya alguien que me lea, valdrá la pena la soledad, la melancolía y la pasión que acompañan al arte, de la literatura en este caso. La ciencia, en especial las matemáticas, también andan de la mano de estas compañeras. Acaso sean las Tres Gracias, las desprendidas de la unión de Venus y Marte: Amor, Placer, Pasión. Sí; en la soledad hay placer; en la melancolía, pasión; en la pasión, amor.