martes, noviembre 30, 2004

Noche de poesía catalana en la Mutua

Noche de lectura en la Mutualista, por parte de poetas catalanes, viejos la mayoría, pasados los sesenta. Al final, uno de ellos pidió silencio para la poesía. Al instante, los verdaderos escuchas dejaron de prestar atención, tornándose a su chela bien helada o a los churritos en el plato de unicel sobre su mesa, mientras que, los que pidieron el silencio, se acomodaron la corbata o el saco, se peinaron las canas o la calva, y se pusieron a escuchar, creyendo que la poesía estaba en lo que era leído y no en lo que en realidad pasaba.

La catarsis de escribir es deliciosa. Hasta que las letras se han amontonado demasiado una en la otra. Los dedos han olvidado, o se han confundido, el lugar de cada una de las letras. La e por la a, la i por la o. ¿Por qué la superposición de vocales, el orden contrario de las consonantes, la unión de palabras donde no ha lugar?

La poesía catalana tiene ritmo y, mucho, pero mucho, sentimiento nacionalista.