jueves, septiembre 30, 2004

días insoportables


Hace mucho que los días no se volvían tan tremendamente insoportable, tan imposibles de sobrellevar. Sólo por hoy, un día a la vez, paso a paso se llega lejos. Meras frases sin sentido, casi increíbles por lo difícil que es creer y sostenerlas. He renunciado a ciertas actitudes favorables. Ya nada me importa. Las letras, la ciencia, la educación, la vida, todo se ha ido yendo lentamente por el drenaje a través de una alcantarilla. La ciudad está en ruinas, como lo está mi corazón. El intercambio personal se ha vuelto toda una proeza. Comunicarse con sentido es cada vez más difícil de llevar. Tanta pesadumbre y desesperación, ¿de dónde? ¿Por qué seguir con la escritura si estoy conciente del daño que me ocasiona pensar e inventar situaciones trágicas, calamitosas? He comenzado una historia, un relato, cuento o como sea que se le llame a esa chingadera. Por lo menos espero terminarla. Por lo menos espero vivir un día más, ¿para qué? Sabe.

La filosofía se nutre de valores, de sabiduría y el amor hacia ella. La ficción es una realidad no asumida por el individuo. Nadie se puede saber existente porque no tiene marco de referencia externo. Para ver algo es necesario estar fuera de él. Desde dentro de una caja fuerte no puedo ver el florero que está encima de ella.


lunes, septiembre 27, 2004

¿Seguir con el diario o iniciar con la vida o la escritura dirigida, por lo menos?

La noche tiene su propia intensidad. Afuera
se cuela el frío entre los árboles y casas.
El negro de la noche es un negro color paja
cubierta por la placenta de una vaca. Hoy
es una noche de otoño disfrazada de
tenue brisa invernal en Sunshine Coast.
Miro hacia ella; miro tu reflejo en la luna.

domingo, septiembre 26, 2004

Cumpleaños de Lalo; hace dos días, de Nacho. Los días se han vuelto muy festivos, de un jolgorio y una fiesta dionisiaca irrefrenable. Luego llega el remordimiento, el sentimiento de no haber hecho nada por andar de borracho. Mejor que pensar, a la cantina.

¿Los hechos pasan porque uno piense en ellos o uno los piensa porque van a pasar? Mi hermano se volteó ayer. El coche dio 3 vueltas. Él salió vivo, con apenas unos cuantos golpes; el auto, pérdida total.
Cumpleaños de mi abuela el 25. Le he regalado un ejemplar del libro Poesía Viva de Jalisco, a ella que me enseñó que la literatura vale la pena y que escribir si es una de las cosas por hacer en la vida.

jueves, septiembre 23, 2004

Tal vez

Tal vez la noche sea la vida y el sol
la muerte.
Alejandra Pizarnik

La vida se ha visto envuelta por una palidez inconsolable.
Los sentidos y los símbolos han comenzado a bifurcarse.
Nada es más de lo que uno pueda imaginar.
Aquí y allá está la vida de cada uno, creada
a la necesidad de trascender en la insignificancia.
¿Por qué repetir lo que ya se sabe? Si
es sabido, entonces puede ser escrito. Pero,
¿no es la escritura del poema la que engendra
el pensamiento del mismo?
La palidez de la vida es una inconsolable envoltura.
Bifurcación. Nada.

Estar despierto, ¿será la vida o un artificio de esta?

miércoles, septiembre 22, 2004

Kyra, viajes, soledad


Kyra ya es una niña, una pequeña persona capaz de decisión personal y sobre los demás. ¿Por qué será que al iniciar a hablar de un tema ordinario tengo el profundo vicio, casi una necesidad, de llegar a una abstracción de la idea original? He decidido volver a iniciar mi serie de foto-pretextos, una manera de aproximarme a la fotografía, la escritura y, especialmente, el viaje.

Viajar es el mejor escape, la ocupación del hombre libre por excelencia. El viaje comienza mucho antes de hacerlo, o mas bien se hace al comenzar a pensarlo. Es posible vivir del viaje, de la preparación para estar en otro lado, de la comparación y el análisis de la cultura que será visitada. Un viaje verdadero nunca termina. Uno siempre lleva un pedazo de la tierra visitada, un poco de amor y melancolía regado por ahí, en cualquier rincón, acaso el menos imaginado. También hay quienes viajan sin moverse, personas capaces del verdadero viaje, de la evocación de mundos alternos, no verdaderos dentro de la realidad relativa a cada individuo. El siguiente será a Tijuana, para ir a San Francisco. Luego Chiapas, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduas. Paso a paso me voy perdiendo por el mundo, me voy escapando hasta casi desconocerme al volver a casa. Ya no me hallo. He dejado de buscarme. ¿Será que la juventud se agota, que el ansia por el bueno morir me está inundando? ¿Por qué la pregunta si no es posible la respuesta verdadera? Mejor, viajo.

Estoy a unos pasos de asumir mi soledad. He abandonado el interés por la compañía; puedo estar en ella, pero no me siento cómodo, a menos que sea con un buen vino en la mano. Soledad, no elegida pero asumida.

Soledad no elegida, asumida.
Soledad de invierno en una tarde otoñal.
Soledad distante, triste y sola.

La vida es un copo de nieve donde se refleja el alma; la soledad, un letargo de la noche ausente.

En estos momentos podría llorar

Costumbres, novedades

Me estoy acostumbrando a la vida de profesor, de maestro para adolescentes. Ahora me paré frente al grupo con una decisión por hacer las cosas bien, por enseñar una pasión que puede crecer en ellos, un sentimiento que se puede fomentar, sino de gusto, por lo menos no de afrenta hacia las ciencias, especialmente a las matemáticas. La lógica es bastante divertida, sólo es cuestión de entrarle a fondo, de concentrarse y seguir los pasos del razonamiento lento, sin prisas. Sólo el que tiene todo el tiempo del mundo puede darse prisa en hacer un descubrimiento o aportación importante. Y si no lo logra, ¿será que su vida no tuvo sentido?

En Estación Central, filme brasileño, hay una mujer que se sienta a una mesa fuera de la oficina de correos con el propósito de escribir cartas para quienes no saben escribir o para quienes no saben cómo decir aqullo que buscan transmitir. Siguiendo esta idea un tanto romántica, P ha iniciado un proyecto semejante. En la Vía Recreativa de la Avenida Vallarta ha instalado su mesita con una máquina de escribir y un letrerito: “se escriben cartas por 10 pesos. Si fuma, cigarro incluido”. Después de su primera aparición en público, se mantiene invicto: cero clientes. ¿Valdrá la pena el heroísmo poético en estos tiempos de la sobre información virtual? Yo que se –.

martes, septiembre 21, 2004


Más importante que la poesía, el dinero. El filosofar sobre la vida nunca será tan divertido como vivir la vida misma. Se puede pensar en objetos abstractos una vez satisfechos los deseos concretos.


domingo, septiembre 19, 2004

Un fragmento y dos poemas


Según P, uno comienza a hacer literatura cuando tiene alguna historia que contar y nadie a quien contarla. La historia es personal, auténtica e irrevocable. Nadie sabe nada, uno cree conocer algo. En el intento de creer, el esfuerzo por acercarse a la verdad, está la historia, o el intento que se haga por formar una. El domingo es un buen día para el intento, para dejarse caer sobre el sillón y soñar un montón de pendejadas que sería bueno vivir, lugares para visitar, personas por conocer, y luego darse cuenta de la inutilidad de la vida propia, o de cada uno para acabarla de chingar, en la que nada importa mas que el intento por armar la historia para que otro la pueda entender y volver a contar o a vivir, según sus posibilidades. Pinches domingos de aletargamientos. Por primera vez estoy de acuerdo con M sobre lo aburrido y tediosos que pueden ser estos días en particular. Ya ni el intento vale la pena. Estoy tan desesperanzado que ya ni los sueños dan efecto placebo a mi no-estar.




Sucede un accidente.
Alguien
lo ocasiona.
El mundo se atrofia.

No hay destino, sólo ilusión.

La ley del mínimo esfuerzo,
máxima entropía.
Todo decae, se desvanece.

Si un hombre muere, ¿se afecta el flujo de la vida?






Hay cierta magia en mi colonia que no he logrado comprender.

Toco a la puerta de mi casa como un extraño;
desde dentro grita una voz: ¿quién?
Lanzo un ligero grito: yo
¿Qué significa yo? Ante la multicidad
de significados, ¿cómo elegir el adecuado?
La poesía ha ido muriendo. No
ella, su lectura.
Ahora los hombres interesantes ven la TV,
no recitan poemas sobre el amor, la política;
la vida.

Las calles de mi colonia tienen un encanto especial.

viernes, septiembre 17, 2004

Puertas

La otra dimensión, ¿está al cruzar la puerta?
¿Cuáles son las puertas permitidas, cuáles las indicadas?
Ante la decisión de un suceso,
al elegir un movimiento sobre otro,
se mueve el universo.

Un accidente delimita el aquí del ahora.
Si algo pasa, ¿es porque sucede?
No hay respuestas, sólo formas de seguir pensando.

Lo que se ve no se dice

Se dice lo que
se dice
sin decirse.

En la palabra se pierde la emoción gestual,
las pausas más o menos largas entre cada emoción,
la vitalidad, el miedo o la certeza del locutor.

Pero la palabra no es tan indefensa:
ante la multicidad de significados recrea
experiencias distintas, imágenes definidas,
sonidos y sabores de otra época.

La palabra escrita es una imagen cinematográfica;
la dicha, un acto de heroísmo verdadero –
trascendente por su insignificancia.

Lo que se escribe no se dice, se ve.

Día de la Independencia


Día de la independencia mexicana. 150 años del himno nacional. Guerra y caos todavía por las calles. El más astuto, el más fuerte y el más abusivo son los que dirigen este país, acaso el mundo. La borrachera parece ser una buena forma de constituirse como mexicano. No se que contar, porque he ido perdiendo la conciencia, el rumbo fijo mediante caminos disímiles, el flujo interior para alcanzar un sentido de la vida más elevado.
Ayer supe lo que es la náusea. Un sentimiento de asco al respirar, una impotencia e incapacidad de contenerse. La autodestrucción habita un rincón cada vez más amplio de mi alma, si es que todavía la tengo.
Me hubiera gustado ir a ver el desfile, a los tanques, los soldados y los bomberos, los políticos sentados en las gradas con sombra, una señora comiendo un elote, un niño corriendo de un lado a otro…

lunes, septiembre 13, 2004

Pasando el 11


Me he saltado el once de septiembre. Un sitio vacío para un tiempo indicativo de la decadencia del imperio americano. La poesía y la borrachera me atraparon por un día entero. Casa Vieja: una dimensión agregada.

Ella deambula por el cuarto. Ropa tirada en un rincón. Un condón a medio uso, sin haber rendido su destino final. Sueños e incineraciones. Los fuegos se apagan con más calor. Nadie es eterno, todos imprescindibles. Ella see mueve de un punto a otro en una ruta errática, browniana. Un mosco zumba al lado de mi oído derecho. Ella se acerca lentamente, vence la frontera de la imaginación. Al siguiente segundo, nos besamos. Ahora nos movemos intensamente pero con cierta parsimonia en el cuarto.

Continúa la fiesta… ¿hasta cuándo?

domingo, septiembre 12, 2004

La escritura en apariencia se mueve. Deambula de izquierda a derecha, juguetea, da un salto y regresa. Las grafías del lenguaje, de la matemática, del arte. Unas más complicadas de otras para entender pero todas igual de importantes. Entre un punto y una coma está la vida hecha pedazos. No hay mejor receta que la desconocida.

La escritura en apariencia se mueve. Deambula de izquierda a derecha, juguetea, da un salto y regresa. Las grafías del lenguaje, de la matemática, del arte. Unas más complicadas de otras para entender pero todas igual de importantes. Entre un punto y una coma está la vida hecha pedazos. No hay mejor receta que la desconocida.

jueves, septiembre 09, 2004

¿Logré guardar un punto de ese sol
contra el deshielo de la nada,
contra todo?

Ida Vitale

La vida es siempre distinta a como la imaginamos.
No hay identidad entre lo esperado y lo vivido.
Si me muevo de un punto a otro, ¿es señal de mi deseo?
La libertad para elegir, ¿en verdad será sincera?
La vida está en otra parte, otro tiempo, otro hombre.
Nada es igual a la imaginación.

Reiteración es poesía económica; permutación, poesía circular.

Papá, ¿qué es ilusión?
¿Son los momentos decisivos los que nos hacen hombres
o los silencios eternos los que nos muestran la verdad?
Un grito –un niño grita:
la ciudad es un bullicio de gritos infantiles.
Nada / en / la / garganta – una bola de tierra entre manos: un capricho incesante por saber.
/ en / la / garganta – nada.

Por ahora no tengo más que el diario. La pausa necesaria entre un día y otro la marca mi reflexión frente a la pantalla de mi Toshiba. Si la escritura falta, siento que el día nunca transcurrió. Para contar algo es necesario vivirlo. Tan simple como eso. Más simple, trascender sin darse cuenta. Sí, la vida sencilla del hombre sencillo que se acompaña por una mujer sencilla. ¿Amor? De preferencia.
Si la escritura es motivo para contar algo, realidad o ficción, ¿será que su papel es dejar constancia del mundo que uno vive, sea este como haya sido? Yo creo que todo mundo es relativo, subjetivo, personal. No hay universo si no lo miro. Al observar, creo lo que existe. Nada existe sin ser mirado. ¿Será tan importante el sentido de la vista, o será un verbo para expresar un sentimiento? Mejor, abstenerse de opinar y contar.

Hay tantas cosas que son suficientes
y tantas que parecen no importar.
Hay dos maneras de vivir
según el viejo pelos blancos
–icono de la ciencia como la sopa Campbells del arte–:
como si todo fuera un milagro
como si nada fuera un milagro.
La vida es una llave perdida en un agujero negro
una charla de ciencia llevada a sus últimas consecuencias
un culo redondo y liso, sin mancha ni pelos ondulados.
Entre la importancia y la suficiencia: nada.

lunes, septiembre 06, 2004

El tiempo parece estar hecho de porcelana.
Una gota resbala sobre mi brazo derecho –un día es eterno; otro, infernal.
No hay consuelo para el que ha perdido la esperanza, el deseo, las ganas por hacer de uno mismo otro.
No hay otro.
Otro es una ilusión.
Aun cuando la noche ha perdido su importancia
aun cuando el día es una afrenta sin sentido, sin serenidad
aun cuando no soy yo ni soy otro porque uno y otro está ausentes
me miro sin verme, respiro sin olerme, vivo sin haber nacido
juego a vivir, sufro por no morir, espero; espero.

Me gustaría darme cuenta
de la nimiedad del intento, la banalidad del llanto, la fortaleza de creer.

En un rincón de mi habitación, ropa sucia; en otro estoy yo. Y
la nada que amamanta al todo se esconde bajo unos calzones cagados, un calcetín roto en la punta del dedo gordo, un ticket de Walmart, Gigante o qué se yo.



En definitiva, nada.

Estoy lleno de miedos, soledades, incertidumbres.
He dejado de escuchar el canto de los pájaros al amanecer, la campanilla del hombre de las nieves, la música consoladora de Peter Gabriel.
En la calle, un hombre grita: “nieves”.
Otro grito, otro.
Las campanas del templo: faltan 15.
Me aterroriza la idea de no tener ideas, el miedo de haber perdido los miedos, la incertidumbre ante la duda que ha dejado de llegar.