martes, agosto 31, 2004

Puertas

Últimamente he tenido problemas para abrir puertas. Pareciera un padecimiento crónico, una enfermedad que se ha ido volviendo habitual. Llego a casa, saco el llavero del bolsillo derecho, trato de escoger entre las 4 llaves que llevo: una es demasiado pequeña, otra tiene los dientes hundidos, así que sólo quedan dos posibles, casi idénticas, suficientemente distintas. Me decido por una, la inserto en la cerradura, intento girarla; no es la correcta.
Igual pasa con el portón eléctrico, el candado del locker, la perilla de la puerta del baño. No parezco acertar una. Busco y no encuentro. ¿Será que la búsqueda es motivo de encuentro o valdrá la pena seguir en ella sin importar el fruto al que se llegue?
Supongo que hay puertas que no se abren, otras que son cruzadas por el sitio incorrecto. ¿Cómo saber cuál es la puerta adecuada? ¿Habrá que intentar todas para darse de topes si es que no se consiguió entrar a donde se quería?

La lucha libre, la falta de aliento, sangre que brota sobre la frente. Diversión para el pueblo, circo romano a la mexicana. Gritos, violencia, carcajada.

Ahora el silencio es un gran bullicio.
El universo ya no está formado por pequeñas partículas sino por grandes corpúsculos de años luz.