sábado, agosto 14, 2004

Una mancha sobre la ropa


La naturaleza es una mera buena idea.
Lo intangible es lo real.

Una mancha sobre la ropa, ya sea de tinta o de comida, fortalece el carácter del día. Los hechos pueden ser contados en referencia al momento inaugural de la mancha sobre la camisa, pantalón o zapato. La mancha distingue al que la porta, diferenciándolo del vulgo o populacho, mediante un sello único, personalísimo, porque no hay dos manchas idénticas, ni aunque se les identifique dentro de ciertas categorías bastante generales. Así, andar por la vida ligero de mancha es señal de no haber vivido lo suficiente para distinguirse como individuo. El amor sólo se concibe como una mancha compartida por dos locos, polos opuestos por donde fluye energía. La guerra es un manchón dentro de la historia humana: el hombre se mancha al abusar de sus propios miedos. Ella, de mirada ausente, se ríe e ilumina al contemplar el manchadero que ha quedado después de una noche de amor. Una mancha sobre la ropa; se agota el día, la noche se enciende como una mancha de tinta china sobre un lienzo de lino. Las palabras sobran cuando se trata del amor; una mancha, eterno resplandor.