No queda mas remedio que el exilio voluntario, el escape de uno mismo para habitar en un sitio único, donde el medio ambiente no es agreste al crecimiento y la creatividad. Desde fuera se ve mucho mejor el escenario entero. Sólo cuando se da la marginación, el mirar de lado porque de frente está prohibido, es posible encontrar un sendero más o menos decente, un paraje donde detenerse a contemplar la inutilidad de la existencia.
He decidido escribir en vez de hablar. La palabra escrita guarda el peso de la memoria; la dicha, se desvanece ante la menor distracción. Una buena opción es la red, ya no la impresión sino la digitalización de la palabra. El texto se vuelve unos y ceros, bits más, bits menos.
Buen domingo: día de campo con L y C. Subimos un ligero montículo en medio de la Calera la Primavera. Contemplamos y escuchamos a la naturaleza, trepamos árboles, retozamos sobre la hierba del cráter volcánico. Los domingos son días de guardar. Eso es lo que dicen algunas religiones, creo yo.
He decidido escribir en vez de hablar. La palabra escrita guarda el peso de la memoria; la dicha, se desvanece ante la menor distracción. Una buena opción es la red, ya no la impresión sino la digitalización de la palabra. El texto se vuelve unos y ceros, bits más, bits menos.
Buen domingo: día de campo con L y C. Subimos un ligero montículo en medio de la Calera la Primavera. Contemplamos y escuchamos a la naturaleza, trepamos árboles, retozamos sobre la hierba del cráter volcánico. Los domingos son días de guardar. Eso es lo que dicen algunas religiones, creo yo.
<< Home