viernes, octubre 01, 2004

hormigas


Vivimos rodeados de hormigas durante casi todo el verano. Había sangre en los pasillos, llantas quemadas en el patio, serpientes y gusanos en el jardín del frente. Yo hacía como que trabajaba; ella trabajaba su vida sin hacer nada mas que lo realmente importante: cocinar, sonreír, amar.
La luna entera nos visitó un par de veces en el mismo caluroso mes de julio. Un gato negro aparecía de vez en cuando frente a la entrada. Le di un plato de leche pero nunca pude captar su atención verdadera, un amaestramiento suficiente para llegar a una amistad.
Las mañanas eran de trabajo; las tardes para pasear, soñar y hacer el amor. No hubo un solo día en que no sudáramos aunque sea unas cuantas gotas. Cuanto se acabó el calor y las hormigas, también se apagó un poco la pasión.
Ahora volteo hacia atrás buscando lo perdido. No me hallo.