miércoles, marzo 31, 2004

Les annés Lumières

Siempre había creído que la velocidad debía ser apresurada, de aceleración instantánea, en los extremos; creía que volar era lo más normal del mundo, que la vida es un deseo en el cual uno cree tan fervientemente que se vuelve realidad; me recostaba sobre la cama con toda la intención de soñar, de viajar a otros mundos, siempre alternos y distantes, lejanos por su no racionalidad; proclamaba, cada vez que podía, la vieja frase de Bono: "don’t let the bastards drag you down".

Ahora, acaso por primera vez desde que recuerdo, caí en la lentitud, en la velocidad a paso lento, que no por ello deja de ser intensa; descubrí que volar es un sueño y que a veces es necesario andar sobre la tierra, resbalarse, deslizarse y hasta enterrarse en ella, que la vida es verdadera, aun cuando uno no crea en ella, ni se de cuenta; ahora me recuesto sobre la cama, cansado, y duermo a la espera de otro día, otra oportunidad de vivir alguna historia, y no sólo imaginarla; ahora puedo repetir la frase de The Edge: "don’t expect, suggest."

¿Habrá sido Auster quien vio la película de Tanner, o los dos habrán leído la novela de Odier o, simplemente, todos pensamos alguna vez en volar?

En el fondo, no creo que haga falta ningún talento especial para que una persona se eleve del suelo y permanezca suspendida en el aire. Todos lo llevamos dentro […]. Tienes que aprender a dejar de ser tú mismo. Ahí es donde empieza, y todo lo demás viene de ahí. Debes dejarte evaporar. Dejar que tus músculos se relajen, respirar hasta que siente que tu alma sale de ti, y luego cerrar los ojos. Así es como se hace. El vacío dentro de tu cuerpo se vuelve más ligero que el aire que te rodea. Poco a poco, empiezas a pesar menos que nada. Cierras los ojos; extiendes los brazos; de dejas evaporar. Y luego, poco a poco, te elevas del suelo.
Así.

(Mr. Vertigo. Paul Auster.1994)

Todos los bosques tienen un árbol para ti. Encuéntralo.
(Les annés Lumières. Alain Tanner. 1981)