martes, marzo 30, 2004

¿Y si la realidad se disolviera bajo nuestros ojos? ¿Si ya no se tratara de oponer la verdad a la ilusión, sino de percibir la ilusión generalizada como más verdadero que lo verdadero? ¿Si ya no hubiera otro comportamiento posible que el de aprender, irónicamente, a desaparecer? ¿Si ya no hubieran más fracturas, línea de fuga y rupturas, sino una superficie plana y continua, sin profundidad, ininterrumpida? ¿Y si todo ello no fuera entusiasmante ni desesperante, sino fatal? (El otro por sí mismo. Jean Baudrillard, 1987)