domingo, julio 04, 2004

Estoy triste

En definitiva, estoy triste. Siento la nostalgia muy dentro de mí, tan hondo como si siempre la hubiese llevado dentro, como una rana negra lleva su suave piel negra. La soledad ya no es el dilema, ahora es la compañía. Estar solo es mucho más sencillo que estar en buena compañía. Pero la soledad lleva su precio dentro, su marca en la piel, sus cicatrices tras el paso del tiempo. La tristeza es parte del tiempo que no se estanca, de los años que ya casi suman treinta y parece como si no existieran. Las razones para vivir parecen cada vez menos obvias, más superficiales. Lo importante es el dinero, podría decir. La humanidad ahora se rige por las apariencias, por el bienestar económico, en lugar de los instintos. Sí, he dejado de escucharme a mí mismo, me he ido extinguiendo cual fuego fatuo, tras un huracán inmenso, un remolino de sueños que se han vuelto lava volcánica. Estoy triste, lo acepto, y no encuentro la manera de escapar de mí.