martes, marzo 09, 2004

Encantamiento
a Lucía

Puedo decir que lo siento, que existe y se da entre los dos. Los motivos no son del todo aparentes. Trataré de encontrarlos, descifrarlos y expresarlos. Iré enumerando, no por orden de importancia sino por el de la memoria: el primero que entra es el primero que sale:
Tu olor es lo presente en tu ausencia. Te reinvento al olerte rozando mi mano derecha; te dibujo al mirarte gracias al olfato. Después de no verte, decido seguirte viendo; al irme, te quedas junto a mí.
Tu sonrisa es el horizonte si te veo. A tu lado, el mar se vuelve finito, alcanzable y brillante como polvo de estrella. Un hombre nada hacia el otro lado del tiempo. La tormenta lo sorprende a mitad del camino. Nada más que lluvia, viento y olas, grandes olas. Si tan solo… un puerto en la tempestad: tú.
Tu dedo pequeño de la mano izquierda. Una larga cama de nubes, un invierno dentro de todo verano. Me deslizo lentamente sobre tu pequeña uña, discreta, bella y juguetona.
La lista no termina, continúa. Por ahora me quedo con estos tres recuerdos pero con toda tú. Gracias por estar.