sábado, marzo 06, 2004

Narciso, el espejo, la página en blanco; la imagen reflejada, la palabra que cuenta una vida ajena, de otro. ¿Goldmund? ¿Dónde está Goldmund?

Puede ser que, como dice Faulkner, los novelistas sean poetas fracasados que, después de intentar con el cuento, no les queda otro remedio mas que la novela. Yo, en lo personal, he comenzado a incursionar en la prosa para ver si, después de unas cuantas páginas, párrafos o libros, queda una que otra frase rescatable, una que englobe el verdadero sentido poético: la realidad de la ficticia vida.
Acaso por eso me ha costado tanto trabajo leer el poemario Seis y un remordimientos para el cielo, de Odiseas Elytis. Esta obra, del ganador del Nobel en 1979 debe leerse palabra a palabra, encontrando el significado en el espacio en blanco, en el espacio de transición de una letra a la otra.

En las cercanías del río, donde los hombres de las tinieblas combatían con el Angel para revelar el nacimiento de la belleza

O eso que nosotros, de distinto modo, llamamos lágrima.
O Elytis

La letra o el número, el signo y el símbolo; realidad o ficción: vida.