sábado, marzo 06, 2004

La vida es una continua sucesión de casualidades, un eterno estar sin estar, al ir de un lugar a otro, a paso lento, siempre deprisa. Llego a casa después de una larga jornada de hacer nada; el adagio para cuerdas de Samuel Barber y un libro de poemas de A Pizarnik parecen bastante buenos compañeros para la soledad tumultuosa de una noche de luna llena. Una noche más, otro día indiferente.